PUEBLO ZAPOTECO

Dice un amigo de Juchitán que en su tierra la música se toca en menores, en esa frecuencia nostálgica de los que sienten hondo. La música se cuela en todos los festejos, alegres o tristes; no hay momento importante que se comparta donde no haya una guitarra. El trovador es el cazador de instantes, trae el pasado al presente y convierte el presente en eterno. Él mantiene vivo el sentimiento compartido a través de la música; un homenaje a la tierra, a la comunidad y a la familia. La música nace en esos momentos en los que necesitamos almas para compartir alegría o pena. En medio de un velorio, un casamiento o un bautizo suena siempre la guitarra rasgada por la voz del istmo. Por eso es una suerte que en Juchitán a los grandes genios de la guitarra se les encuentra en las cantinas, donde acompañan a los que tienen algo que celebrar, o que olvidar. Aquí va una muestra de los viejos juglares. Máximo y Jimmy, no necesitan presentación. El encuentro ocurrió gracias a nuestro anfitrión y artista Gustavo López, quien nos abrió las puertas de la bohemia juchiteca. Así fue como vimos aparecer por la puerta, bastón y guitarra en mano, al Trío Xavizende, compuesto de dos grandes genios - el tercero ya falleció. Aquí les dejamos dos clásicos, Fandango y La Petenera, estos temas son solo una pequeña muestra de la tarde musical que nos brindaron. Poco a poco les iremos mostrando el resto. 




José Hinojosa, un virtuoso de la guitarra.